El debate sobre
la jornada continua no deja indiferente a nadie. Todo el mundo opina y
esgrime razones para defender una u otra postura. Adelina Calvo,
profesora de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de
Cantabria, asegura que «este debate no se puede plantear al margen de
otras cuestiones que también forman parte de la organización escolar, ni
de condicionantes sociales como la organización familiar o la
estructura del mercado laboral».
La presidenta de
la Junta de Personal Docente, Marisol Bustillo, se confiesa defensora de
la jornada continua. «En cuanto al rendimiento, no tiene resultados
espectaculares en un sentido o en otro, pero facilita la conciliación de
la vida familiar y laboral», señala. «Lo que sí he constatado, como
madre y como profesora de un centro que tiene jornada continua desde
hace años, es que el alumnado tiene la posibilidad de descansar más, con
lo que el rendimiento de las mañanas mejora».
El sociólogo Juan
Carlos Zubieta explica que no existen pruebas incontestables que
demuestren que cambiar el horario habitual por una jornada continua
contribuya a una mejora del rendimiento de los alumnos. «Estamos ante
diferencias de intereses, todos legítimos, pero que poco tienen que ver
con el rendimiento académico». Zubieta expone algunos de los argumentos
de las familias: «Los niños pueden estar más tiempo con los padres,
comer en casa, tener más tiempo para las actividades extraescolares o
para estudiar». En cualquier caso, todo depende de las circunstancias de
cada familia y del entorno socioeconómico del colegio: «Hay zonas
rurales donde es evidente, por la distancia con los centros, que lo más
conveniente es la jornada continua, pero la casuística es tan amplia que
dar una respuesta definitiva sería un disparate», asegura. Zubieta
también pone sobre la mesa las reivindicaciones de los docentes, que
prefieren la jornada de mañana para seguir con su formación y preparar
las materias por la tarde.
Gabriel Moreno,
presidente de la AMPA del Colegio Eloy Villanueva defiende un modelo que
está implantado en su centro desde 2008. «La gente está bastante
contenta. Cada trimestre se somete el proyecto a valoración y de momento
nadie ha pedido que se quite». Una de las ventajas de este centro es
que «aproximadamente la mitad de los talleres extraescolares los hacen
los propios profesores». Así que no suponen un gasto extra para las
familias. «Dicen que con la jornada continua pueden desaparecer los
comedores y el transporte escolar, pero todo depende de la implicación
del profesorado», explica Gabriel Moreno. «Las mayores críticas se dan
en los centros donde hay que contratar a gente para los talleres
extraescolares y el que lo puede pagar lo paga y el que no, no. Pero en
los centros donde los profesores están más implicados, ellos se encargan
de los talleres gratuitos. Y aún así hay colegios donde son los propios
padres los que se encargan de eso».
En cuanto al
cansancio de los chavales, el presidente de la AMPA del Eloy Villanueva
dice que hay informes en ambos sentidos, pero recuerda que en el sistema
educativo finlandés, «del que tanto se habla», tienen jornada continua
de nueve a tres con una hora para comer.